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Balance

4 noviembre 2015

Creo que hacía aproximadamente un año que no abría mi blog… sí, la última entrada casi por estas fechas, para cerrar el 2014 y darle la bienvenida al 2015. Ahora ya debería estar casi dando paso al 2016… ¡se pasan los años como vuelo de mariposas!

 

Inevitablemente, aunque con miedo, he dado marcha atrás en cada una de las páginas que componen este anal; mi presentación data de marzo de 2008, ¡casi 8 años! Si alguien ha ido siguiendo un poco el blog habrá podido constatar que aquella presentación poco tiene que ver con la mujer que hoy soy, ¿o sí?

No lo sé, me planteo demasiadas cosas, o ninguna. Cerrar, actualizar, borrar entrada que ahora me dan cierta vergüenza o que ya no siquiera tienen fotos…¿qué debo hacer? ¿debería dejar abierta al mundo esta ventana de mis intimidades, de reflexiones que me hicieron crecer, o curar, o desahogar?

Si es ahora que por casualidad del mundo cibernético al que estamos enganchado es ahora que das con “buscandotushuellas”, debes saber que abrí este blog en un momento de búsqueda personal de mi camino exterior e interior, cuando deje casa tierra y heredad para saber si la llamada de Dios era mi camino, y ahora me encuentro felizmente casada y con dos preciosos hijos, que son los que pueblan las horas, los días y sobretodo las noches de mi vida cotidiana.

Quizás te preguntes qué ha pasado en estos 8 años para llegar a donde estoy hoy. Pues lo de siempre. Aunque a veces creo que ya no me reconozco, que no sé quién soy o quién fui… me doy cuenta releyendo el blog en estos últimos años, de que intento vivir la vida a golpe de corazón.

Sin demasiadas dilaciones, las decisiones se toman cuando un primer impulso de Juventud y locura da paso a un corazón caldeado e ilusionado que siente que ese es el momento, el lugar y el hecho que hay que atender.

 

Mi experiencia fundante se dio en el sur, en Centroáfrica, ese lugar que sueño y me sueña desde que tengo uso de razón, y otras tantas ciudades también son testigos de mi vida tan ordinaria como apasionante la estoy haciendo.

Pero acabo de plantarme en los 30, y eso impone. Impone que ya puedes haber vivido un tercio ( o más ) de tu existencia en esta tierra. Impone que para los tiempos que corren eres muy joven para haber dado a luz a dos preciosas personitas que son tu total responsabilidad y que te necesitan 24 horas al día.

Impone también haber dedicado ¾ partes de tu vida a formarte… y verte así, sin trabajo y sin demasiadas esperanzas en el horizonte presente.

Impone también darte cuenta, una vez que maduras de tantas heridas y cicatrices que pueblan tu piel y tus adentros, fruto de la fragilidad del hombre y de tu propia pobreza humana. A decir verdad no pasa nada, sé y soy consciente de que cada una me ha ayudado a crecer y a ser quién no sé en estos momentos, pero lo soy.

 

Hay que hacer algo…es lo que en mi balance me viene a la mente y el corazón. Nuevos propósitos aprovechando el año que huye y el que se está ya precipitando, nuevas formas de reinventarse aprovechando que tenemos dos hijos que nos “obligan” a ser como niños otra vez, nuevos retos y nuevos precipicios.

¿Qué sentido tiene ir consumiendo los años y la vida con un peso y sentimiento de mediocridad que te van anquilosando y apoderándose de ti?

Creo que, en este privilegio inmerecido de poder elegir, la vida me pide que vuelva a desacomodarme, a desplegar alas, a desafiar al desánimo, a interpelar al destino, a ser Yo con mayúsculas (quien quiera que sea…).

Y todo esto lo escribo aquí, sobre una moqueta acompañando a mi hijo mayor (de 2 años) que tienen 39 de fiebre y no puede dormirse solito…

No son reflexiones de ceño fruncido y mirada intensa al infinito, no vienen con fotos de paisajes otoñales o atardeceres de ensueño… se trata de negro sobre blanco en mis 30 años recién cumplidos que desean dejar salir al caballo desbocado que tiene ganas de galopar y vivir.

En lo más cotidiano de aquella que siempre deseo vivir permanentemente en extraordinario seguiré reflexionando sobre el rumbo de mi blog…o mi vida. Algún día quizás teclees y ya no esté, puede que esté haciendo cosas más interesantes, o que haya dado paso a una nueva página en mi vida.

Por cierto, “buscandotushuellas”, es por la búsqueda de las huellas de Dios, aún seguimos ahí, en este momento con el rastro un poco más perdido… seguiremos en la búsqueda.

 

 

Ya se va…ya viene

31 diciembre 2014

El fin de año huele a compras, enhorabuenas y postales con votos de renovación. Y yo que sé del otro mundo que pide vida en los portales, me doy a hacer una canción.

(Silvio Rodríguez , canción de fin de año)

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Ya se va, ya viene otro. Irremediablemente los años se resbalan de las manos tan rápido como vuelan las hojas del calendario alentadas por un crudo y frío invierno.

Año tras año vuelvo a hacer balance, a no atreverme con un propósito de año nuevo ,y sin embargo siempre sucumbo. El de este… me lo reservo. Quizás a la vuelta de la esquina, cuando de nuevo estemos a 31 de diciembre, desvele su éxito o fracaso, quién sabe. Lo cierto es que la vida apremia, a cocinar despacio, a aprender rápido, a ir siempre adelante, a ser el primero… aunque sea de la cola del paro… a besar apasionado, a reír sin remedio, a saltar en la cama, a despeinarse bailando, a creer…aunque aún sea invierno…

Y yo… que sé del otro mundo, me gustaría vivir en una canción; esa que huele a libertad, a espíritu indómito y aires de habitar lo imposible, aquello que el corazón hambrea y las prisas o el cansancio se empeñan en desterrar.

Para este nuevo tiempo deseo tararear, descubrir que los milagros  son para uno, que los niños son quienes más enseñan y aprenden, que lo mejor siempre está por llegar. Así, sin más cantinela, sin más dilación, sin fuegos artificiales, aunque emborrachada de amor, de ese compañero que el Destino se escogió, aprieto fuerte las manos, hoy alzó mi oración, despido lo viejo y me abro a lo nuevo, doy gracias y anhelo, señal de que, aunque ya peine canas y vista arrugas, aún sigo viva.

Este año promete, seguir dando vida, seguir consolidando familia, seguir soñando y apostando, seguir creyendo para que todo se haga yelmo, seguir, seguir.

Feliz, recién nacer, ¡no perdamos el amanecer!

TeSs

Una nueva primavera

6 abril 2013

“No dejes que envejezca un solo sueño, cosido a alguna almohada”

(Álvaro Fraile)

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Siempre he tenido una relación curiosa y especial con la primavera. Suele llegar como el torrente esperado durante meses, que deje colar entre las rendijas del invierno los tímidos rayos de luz destinados a convertirse en energía vigorosa, e incluso molesta, durante el verano.
Esa primavera, esos brotes verdes, esos árboles que vuelven a cubrir su desnudez con pequeños adornos violetas, o naranjas, o amarillos, o…, que recuerdan que aunque los hayamos visto en su máxima debilidad, se preparan para la mayor explosión de belleza y dignidad.
Esa primavera, la que casi todos los años “no hay quien la entienda”
Primavera al final del tiempo de desierto, en la que se busca un oasis, ojalá un pozo; primavera que recuerda que es necesario resucitar, resurgir, volver a vestirse de aquello que se es, aunque parezca que no siempre está.

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“Solo hay dos opciones, o vivos, o resucitados”

(Pedro Casaldáliga)

Y cada año, cada primavera que se viste ante mis ojos, mi vida ha sido transformada una y  mil veces por los acontecimientos que, precipitados sobre el oleaje de los días, reclaman un poco de esperanza, incluso cuando yo me empeño en vivir en invierno.

¡Es tiempo de vivir! ¡Es tiempo de resucitar!

IMG_5481Lo que más estremece un cuerpo y corazón menudos como el mío, es el hecho de que, incluso sondeando aquellos rincones más oscuros, esos que solo yo (y el Señor) conozco, aunque crea que me habita la muerte, existe una vida, pequeña, frágil, latiendo desbocada… en el seno de quien sin saber por qué, ha encontrado gracia.

¡Xaire, Él está con nosotros!
Qué ironía, sentirse tan pobre y albergar lo más grande, el regalo que se nos ofrece como préstamo, el tesoro de un hijo fruto del amor.

Es el momento, es el gozo, es el estallido de una nueva primavera que te susurra al oído: “al nuevo está brotando, ¿no lo notas?

«No tengas miedo tú no te rindas no pierdas la esperanza. No tengas miedo, yo estoy contigo en lo que venga… y nada. No puede ni podrá el desconsuelo retando a la esperanza. Anda… levántate y anda»

(Álvaro Fraile, Levántate y anda)

corazon de madre

 

PRO-viDencia

29 diciembre 2012

Pro-vivencia

«El que no tiene nada que perder tiene más de la mitad del camino andado para ser valiente»

Miguel Delibes, La sombra del ciprés el alargada

 

Es casi inevitable hacer balance, desenfundar la pluma y lanzarse implacable sobre el año que termina. Pasarle factura, chasquear con la lengua y darse cuenta de que hay miles de cosas que te gustaría haber hecho y no has podido/querido/sabido/… hacer, o prometerse que el próximo año, este sí, aunque termine en trece, será mejor.

Antes de que la vida siguiera demostrándome, que aunque no soy marioneta alocada, sí que empeñarse en controlar todo, en hacerse un plan a cinco años, o en saber lo que vas a preparar de comida para mañana, es imposible, también había redactado mi lista de propósitos para el nuevo año.

Alguien ya habló alguna vez de despropósitos, y me alegro de rescatarlo del baúl de los consejos sabios para nunca olvidar—merece la pena, no dejéis de redactar vuestra lista de buenos despropósitos para el año que comienza—.

Este verano pasaIMG_2826mos casi un mes en Italia. Mochila a la espalda, cordones prietos y cantimplora. Andamos casi 200 km recorriendo las huellas de San Francisco, y soñando y rezando aquello que pretende ser nuestro proyecto de familia, de vida.

La experiencia fue un bálsamo para sentirse cuidado a cada paso torpe que dábamos. Lo llamamos PROVIDENCIA, o pro-vivencia, como también me gusta sentirlo; la vida que se deja arrastrar desde el fondo hasta las nubes.

Sin apenas dinero en el bolsillo, sin planear cada etapa, sin saber dónde encontraríamos comida, o alojamiento, o… se sucedieron encuentros preciosos, paisajes de ensueño y vivencias que rebasaban cualquier expectativa… porque el límite es el cielo.

La redacción de nuestro proyecto quedó impregnada de esa Providencia, de una promesa ciega en la vida y en el Espíritu que nos habita, de las ganas de sentirnos enviados y estrujados hasta el límite, de futuro.

La vuelta a la vida cotidiana, a veces se hace sin embargo un poco más cuesta arriba. En pocos meses sentía esfumada la magia de un verano de abandono y descanso. Perdí la fuerza y la esperanza, la fe.

Me embargaron de nuevo las ansias de voluntarismo, de realizar mis empresas solo por puños, de atrapar, de poner entre la espada y la pared a los sueños, al destino.

Y de pronto llegaste . Todo empieza y todo acaba en ti, en el silencio, en las lágrimas que bañan, en el consuelo de tu abrazo incondicional, en todo, o en nada, pero en Ti.

En TI, que has construido un nosotros más cierto que nunca, lo impredecible en la tormenta, el respiro, la paz, la calma. Una  lista rasgada de todos los propósitos para el año que ya llega…
pies

Confiar, cuidar y regar la semilla que crece en lo escondido. Desde la Providencia, pro-vivencia, cada día susurraré al alba el deseo de abandonar la agenda y simplemente ser… con el año nuevo como la primavera con los cerezos
Feliz 2013, feliz pro-vivencias.

«El límite es el cielo»

 

Amar en tiempos de crisis

2 noviembre 2012

Amor es…

Amar la gracia delicada
del cisne azul y de la rosa rosa;
amar la luz del alba
y la de las estrellas que se abren
y la de las sonrisas que se alargan…
Amar la plenitud del árbol,
amar la música del agua
y la dulzura de la fruta
y la dulzura de las almas dulces….
Amar lo amable, no es amor:

Amor es ponerse de almohada
para el cansancio de cada día;
es ponerse de sol vivo
en el ansia de la semilla ciega
que perdió el rumbo de la luz,
aprisionada por su tierra,
vencida por su misma tierra…

Amor es desenredar marañas
de caminos en la tiniebla:
¡Amor es ser camino y ser escala!
Amor es este amar lo que nos duele,
lo que nos sangra bien adentro…

Es entrarse en la entraña de la noche
y adivinarle la estrella en germen…
¡La esperanza de la estrella!…

Amor es amar desde la raíz negra.
Amor es perdonar;
y lo que es más que perdonar,
es comprender…
Amor es apretarse a la cruz,
y clavarse a la cruz,
y morir y resucitar …

¡Amor es resucitar!

Dulce Loynaz

Primero sería importante saber qué es amar, o más bien, conocer los riesgos que tal empresa conlleva. ¿Qué es amar? ¿Qué significa amar en tiempos de crisis?

La crisis como oportunidad de crecimiento, de avance, sí, mas amar sin condiciones… desgarrado cuando arrecia la tormenta, cuando el colchón se apoltrona entre barrotes… eso sí que podría ser amor.

Como decía Dulce Loynaz, quizás se trate de ser almohada para el cansancio de cada día, o espejo de descanso (¡qué desgaste para el corazón que solo camina empujado por la exigencia!)

Estar cerca cuando quieres que te trague la tierra, prestar oído atento cuando la capacidad de almacenamiento de sufrimientos o quejas ha rebasado todo límite, estar en lo pequeñito aún cuando preferirías ser de hierro, luchar, aunque el cansancio te invite a esconderte bajo un ala… esto podría ser amar en tiempos de crisis.

La mayor crisis no es  la de bolsillo, sino la de no saber por qué  levantarse cada día, la que hambrea incondicionalidad, acogida, ternura…

Yo quiero ser eso, agua, que no refresco, bálsamo, que no espuma, sal para alumbrar y no tanto para escocer , aceite en las heridas (en tus heridas) y sonrisas que desbaraten el fruncido entrecejo.

En este tiempo quisiera ser brisa suave, susurro en el cuello, escalofrío entre las mantas. Alboroto.

Aprender a amar, amar en la algarabía, y en la crisis incierta y fría.

En la cruz , en la luz.

 

En clave de ‘Re’

7 octubre 2012

La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor.
Kurt D. Cobain

Creo que el silencio es don que fermenta con el tiempo. Un silencio que se hace esquivo o huida, quizás no sea la levadura que mi vida anda necesitando.

Me asalta la vergüenza de escribir, de reabrir el corazón y ofrecer-me un poquito de lo que soy y vivo; puede que realmente esté madurando y haciéndome consciente de que como Sócrates “no sé nada».

¿Qué pudiera escribir que interesase a otros? ¿Qué pudiera narrar que fuera, si quiera, rayo de luz entre las nubes? No lo sé.

Hoy retomo mi pluma y mi papel—metáfora de este teclado que se ha convertido en mi mejor aliado—, sintiéndome más torpe que nunca en palabras, y más necesitada que siempre en re-tomar los soplos de aire fresco que me concedía a mi misma a través de lo que salía del corazón, a borbotones, sin medida.

Por eso es en clave de Re, y también debiera serlo de SOL, porque respirar hoy es tanto regalo, que solo por eso todo debería estar lleno de luz y color.
Tras mis letras aturdidas y perezosas, hoy me escribo para mí, para dar gracias, para lanzar el compromiso de mirar en clave de Rere-spirar,re-zar,re-tomar,re-dimir,re-scatar,re-memorar,-re-distribuir,re-nombrar,re-alzar,re-hacer…—.

Han pasado muchas cosas grandes en espacios de tiempo muy pequeños, aunque yo sea pequeña para contener tanta grandeza. Los iré saboreando y compartiéndolos poco a poco, si quieres, contigo.

Y  no siempre es fácil, porque mi mente va más rápido que mis pies, y aunque aún necesitamos menos preguntas y más respuestas, es tiempo de re-comenzar de nuevo, de re-escribir lo bueno , de alzar el vuelo y de continuar cantando, esta vez…

     …EN CLAVE DE ‘RE’

Volver

31 diciembre 2011

«Crecieron hermosas floren en tu  jardín donde tú apenas viste  esparcir las semillas»

 

 

Se acerca el fin de año, que nos adentra en  la frontera del futuro, en la promesa de la eternidad de Dios hecho hombre en mi pobre pero amada historia.
Y solo puedo dar gracias, y solo puedo llorar de nostalgia.

La Vida en mi vida es un privilegio, y no sé cómo encajarlo. Me desbordar ser inmerecedora de tantas y tantas cosas que se me regalan, y todavía no calzo la humildad suficiente para saber acoger sin esperar dar algo a cambio; aún creo que el mundo se sirve de mí a base del trueque, del intercambio interesado, del interés amigo.

«Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá» ( Lc 12, 39-48)

Confío en poder responder con generosidad a tantas pequeñas maravillas que se hornean en mi vida.
Al final, de poco sirve acumular, o adquirir prestigio; lo que salvan son los nombres . El pequeño gesto, el detalle siempre a punto, brindar la sonrisa tímida en el momento justo…


Sí, los nombres propios, las personas que jalonan la historia, tantas personas que pasearán anónimas por sus vidas, y que ocuparán, sin embargo, un lugar privilegiado en la mía.
Quizás por eso dediqué toda una mañana a fotografiar a mis alumnos de bangassou y a grabar sus fotos con sus nombres en mi ordenador, como si a fuego los estuviera grabando en mi alma.
No quiero que mi torpe memoria los deslice al baúl del pasado sin más.

Ellos no lo saben, pero este año, en la misa del gallo, las lágrimas luchaban entre mis párpados recordando lo que viví junto a ellos. Nuestras luchas, nuestras incomprensiones, nuestras diferencias, y a pesar de las dificultades, ¡cómo crecí junto a ellos!…siendo, paradójicamente, yo la maestra, ellos los alumnos.

Aunque ya sé que en mi mundo al revés, esto no tiene importancia.

Para nuestros hermanos africanos, la fiesta de Navidad es una gran fiesta, la celebración se alarga durante horas, y nunca pueden faltar las danzas y  los cánticos inspirados.
Quizás es más fiesta porque no hay jamón, ni gambas, y realmente, pocos regalos, poco consumismo; es una verdadera fiesta del nacimiento de Xto, de la esperanza.
Imaginaba a tantas familias, alumbradas en medio de la oscuridad con unos pocos troncos sacados de la maleza de la selva, dando vueltecitas en una pequeña ollita que descansa sobre tres piedras, a la cena de Navidad, que quizás, este año, contenga alguna pieza de carne.
Esa es la verdadera Navidad. La de tantos pesebres al calor de un fueguito y de una familia repleta de vástagos, que no tienen más elementos que poner al servicio en estas fiestas, que su propia fe.
La fe de que Él vendrá y los salvará.

No sabemos cómo, ni siquiera cuándo, pero Él viene. Viene en tantos héroes anónimos que entregan sus años y su juventud en silencio, en tantos hermanos a los que les duele su prójimo, en tanto futuro por despertar.
Y entonces…. Mi corazón añora más que nunca… volver.
Volver a los sencillos, a las velas como faro, a la tierra ocre como suelo, al día a día por bandera, al cielo estrellado como manto… a Sus preferidos.
Volver al norte, ha desorientado de nuevo la brújula. En realidad nunca se puede volver, pocas cosas permanecen, salvo el amor. El amor de aquellos que nos han esperado y sostenido en estos años, el amor de aquellos, que incondicionalmente, se han alegrado por nosotros en la lejanía, y también, ahora, en la cercanía.
No sé si creer a Sabina con su “al lugar donde has sido feliz, nunca debes, tratar de volver”.
Es cierto, un gran vacío se ha apoderado de mí, la nostalgia, presa del recuerdo.

«Solo el vacío puede colmarse, no estés nunca repleto de ti mismo».

Solo el vacio puede colmarse de nuevo, no de mí, sino de Él, no de mí, sino de Ellos. Quizás por eso, aunque me encantaría decir muchas cosas, sigo necesitando el silencio…vaciarme de mis  yos abundantes para que Él sea.
Ahora estamos aquí, celebrando la Navidad, celebrando que Él viene otro año más, a salvarnos. Pero este no es un año cualquiera, es un año de promesas infinitas y de eternidades en danza, es el año en que diremos Sí, para siempre, Sí a caminar por las alturas,a dondeTú nos quieras llevar, buscando tu Reino.

Tu punto de vista puede cambiar el mundo

29 noviembre 2011

«Soñar es el principio de un sueño hecho realidad»

 

Quizás por ello Manos Unidas está llevando a cabo este concurso sobre el continente Africano. No es sólo cuestión de buscarse el ombligo, de mirar hacia los talones, puede tratarse, quizás también, de comenzar, soñando a cambiar el mundo.

Sea cual sea la motivación más o menos pura que me lleve a perder mi valioso tiempo en repasar por el corazón las imágenes de este tiempo africano, tan lleno de colores y sabores… prefiero eso a nada.

Un minuto de sus vida, un minuto de mis sueños, para toda la vida.

Si te gusta, puedes votarlo:

http://www.clipmetrajesmanosunidas.org/videos/africa-un-continente-de-colores/

La gratuidad de una presencia

1 marzo 2011

 
Existen opiniones de todos los gustos para la estación seca. Hay quien prefiere el sol, a pasarse el día entre el barro; los hay sin embargo,  quienes detestan el polvo campando a sus anchas por todos lados. Soy de las que adoran el nivel del agua en la cintura, para disfrutar de los paisajes de ensueño y de un baño refrescante.
Mientras me preparaba un café, y me disponía a escribir un rato, un remolino gigantesco de hojas secas ha llovido del cielo.

Un viento huracanado nos ha envuelto como presa entre sus garras, y se ha producido el milagro.
El agua que da vida nos ha bendecido. Una lluvia como hacía meses no veía, ha regado la ciudad de Bangassou.
He saltado de mi asiento para abrir los brazos y sentir cómo un torrente me empapaba. Me sentía viva, me siento viva; una profunda alegría me cala hasta los huesos.

Partir para responder a los planteamientos vitales, partir para responder a la llamada, partir para encontrarse, partir para “ayudar”, partir para apaciguar los fueguitos que te arden, partir, porque en definitiva, la única manera de encontrarse es salir de algún modo; partir y no sólo, romperse.

Así el tiempo se preña de razones. Ya brota entre los muros de hormigón abandonados, el futuro que nos aguarda. Y no viene sino a confirmar que el mundo es un mar de fueguitos. Acá o allá, existe  un fuego que, una vez avivado, no te abandonará jamás.


Vivir la experiencia de ser el extranjero, el diferente, observado en cada rincón, en cada gesto; ha levantado en ocasiones muros, y en otras, los ha derribado. La mirada que venía estrenando, se ha acostumbrado. Me prometí a mi misma que no dejaría que pasara, pero el tiempo es sabio. Ya no puedo mirar como la primera vez, sin sentir que algo mío ha brotado aquí, que existe algo de este lugar que  me acompañará siempre como gotitas de eternidad en danza, y un algo—imposible de explicar—que  nunca me podrán arrebatar. No puedo dejar de ser la otra, y sin embargo, las tierras ocres se embarran entre mis pies,  y las flores que planto van germinando en lo escondido, enredadas a nuestra vida cotidiana.
Nuestro afán activista y utilitario, obsesionado de titulitis no puede impedir cuestionarse continuamente: “¿qué he venido a hacer aquí? ¿en qué estoy ayudando? ¿soy útil?”
En ocasiones las respuestas pueden ser negativas, aunque a mí personalmente, ya no me importa. Muchos intentarán admirar o alabar a la vuelta las situaciones vividas en esta latitud de mundo. Algunos no entenderían nunca el verdadero motivo. No importa. No me importa. Estoy viva y eso es lo importante; la única respuesta.

 

La gratuidad de una presencia

Estar por estar. Estar porque me han llamado, pero sin ser imprescindible. Estar porque es un regalo, sin apropiarse de los privilegios inmerecidos; estar, porque solo estar, ya cambia la vida. Estar porque otros me acogen, y también quieren estar conmigo. Estar simplemente, para ser con el otro. Estar para conocer, para empaparme, para aprender, para dar, pero sobre todo, para recibir.
¿Es entonces… esa gran labor con la que muchos me aprecian?
El africano de a pie no suele tener muchas palabras. No te agota con argumentos ni con grandes discursos. Se acerca, te tiende la mano y se sienta a tu lado. Puede pasarse horas sin hablar mirando al infinito. Ahí está, a tu lado. Es su presencia—su vida—la que se te está entregando.
Este es uno de los muchos regalos que se me han depositado entre las manos: dar la gratuidad de mi presencia—tantas veces silenciosa— junto a estos que me acogen y me quieren.
Porque…¿qué palabras puedo tener para la abuela semidesnuda y desnutrida, acusada de brujería?¿ o para la persona que se consume en una cama de hospital? ¿y para el alumno que me confiesa que  no tiene padres en los que refugiarse?
En ocasiones tantas veces mis manos se sienten impotentes…tantas ocasiones las lágrimas ahogan el fuego que crepita en mi corazón… tantas veces me siento tan poco útil…
No vine a salvar a nadie y sin embargo África me está salvando de tantas cosas.
Esa es la gratuidad de una presencia. Porque si nunca hubiera visto ese sol naranja a la altura de mi pecho, recordándome que sale para privilegiados y olvidados, no conocería la esperanza. Si no hubiera conocido a Juanjo, a Rodrigue, a Juan José y Mariam, a Nicolás, a las franciscanas, a Fidèle, a Martín, a Arantza, a Alain, a Benjamin, a Yovane y Omar, a Marcela, a Sonia, a… —tantos nombres que presentaré al atardecer de la vida—si no hubiera visto nunca un baobab, si no hubiera encontrado la cruz—mi cruz— del Sur, si no hubiera echado de menos a tanta gente que nos cuida desde el norte, si no hubiera sentido en mi carne la vergüenza de tener cada día un plato abundante de comida sobre la mesa, si no hubiera reído en otro idioma y cultura, si no hubiera bailado delante de esa gente que esperaba un pequeño gesto para demostrarles que quiero ser una entre ellos…
Si no hubiera sentido la satisfacción de los jóvenes que me saludan con un “buenos días profesora”; si no hubiera alguien que me dijera “no te vayas”, si no sintiera el nudo en el estómago cuando voy atesorando las fotos, si no me hubieran pedido matrimonio en día de Navidad bajo la luna llena y el cielo preñado de estrellas en plena naturaleza… yo sería un poco menos yo.

“Lo que tengo, te doy”. La gratuidad de ser lo que soy, sin maquillaje ni escenarios… contigo.

 “¿cómo podré agradecer tanta bendición? (Salmo 116)

La gratuidad de mi presencia pobre, pero enamorada, en el continente de la Esperanza.

Renacer

20 enero 2011

Con la sabiduría de los tiempos,
el olor del viento que se cuela en tus rendijas,
te bendiga la magia del momento.

Agrietado, cansado, y sin embargo, perfecto.
Ser del cielo en el suelo, sur de barro.

Primavera que modela deshojando.
Abierto a su destino de paradas y moradas,
de cascadas que sacian, de mañana nuevo.

Que arda el calendario y habitemos en destierro.

Te haces, me deshaces,
desbaratándonos en concierto de laúdes afinados.
Te deshaces, manos amorosas que modelan al compas del firmamento.

Buena nueva, que amanece, de ilusiones, esperanza.
Nueva luna, que ya mece, a la humanidad cansada.

Ha venido a conmemorar que entre el barro se fermenta
el vino nuevo

Imposible es nada, siempre a tiempo.

Suyo eres, de barro y cielo.

Te haces, te deshaces,
RENACES.

 

Cada día renaciendo a este amor. Mbi ye mo ahondoni, koli.