Te veo llegar cada dia
como a esta hora
y he tomado ya como costumbre
sentarme a esperar pa’ ver si alcanzo a tener
un vistazo de tu piel
por eso sigo fiel
cada día en la espera
tomando tus gestos
como madriguera
tu tranquilidad me equaliza
y ya quiero conocer
lo que te mueve
eso que te hace ser .
Cultura Profética, La espera
Querido hij@, querida lentejita; así es como te hemos llamado cariñosamente desde el momento en que supimos que estabas entre nosotros.
Hace meses que deseo escribirte esta carta, y sin embargo, cada vez que deslizo mis dedos sobre el teclado, la tarea me parece más osada, quizás menos íntima, demasiado atrevida.
Pero hoy lo voy a hacer, porque te lo debo, porque me lo debo, porque quizás, quién sabe, algún día tú puedas leer estas letras que para mí tienen todo el sentido, o quizás, quién sabe, algún día , yo necesite volver a ellas para darme cuenta de ese don tan inmenso, de esa vasija preciosa, que llevo yo entre mis manos de barro, en un vientre cada vez más abultado y palpitante, moreno y sereno, lleno de una vida que se esconde en el interior, y a la que estamos deseosos de descubrir.
¡Ya han pasado nueve meses! Sí, un embarazo, lo que se suele decir, lo que de hecho, es. Nueve meses más o menos conscientes de lo que está a punto de suceder, nueve meses más o menos difíciles en el fragor de una batalla que aún se libra en el exterior, y sobre todo, en mi interior. Nueve meses de incertidumbre y espera, de sueños e ilusiones, puede incluso que de verdadera inconsciencia.
¡Bendita inconsciencia! De momento no pretendo ceder a los impulsos de realismo al que muchas personas tienen a empujarte cuando intentas dar pasos definitivos en tu vida ―enamorarte, casarte, abrirse a la vida…―y es que deseo seguir soñando, seguir luchando, seguir anhelando una vida en abundancia que en algún momento creí perdida.
Y vuelan, las horas vuelan
y vuela el pensamiento con la intriga
como mariposaa …vuelan en la barriga
y vuelan …los días vuelan
mil oportunidades pa’ conocerte vuelan..
Cultura Profética, La espera
Papá y yo tenemos muchas ganas de incorporarte a nuestro humilde proyecto aún en construcción, a los sueños de juventud ― ojalá eternos― que nos dan alas y aún nos hacen creer que estamos aquí de paso para, desde lo pequeño, hacer de nuestra vida algo que merezca la pena… pero sobre todo, sabemos que, dentro de lo poco que sabemos de este nuevo oficio de la paternidad, tú nos vas a enseñar muchas cosas, nos vas a descubrir un mundo nuevo, vas a desarmarnos y a poner de nuevo el mundo patas arriba. No será fácil, seguro, pero más seguro es que será una aventura, e incluso, si sabemos tomarnos el camino con humor y sobre todo, con AMOR, será maravilloso, divertido, sorprendente.
Tengo muchas ganas de contarte cosas sobre el África que me enamoró, y al que deseo llevarte muy pronto, vestirte con telas africanas de mil colores, cantarte canciones con la ida de tono que me caracteriza, contarte cómo nos conocimos papá y yo, la increíble historia de amor que para nosotros supone, pasear los tres de la mano…
Sí, ya sé que puede parecer idílico, irreal, demasiado happy , bueno, prefiero arriesgarme a soñar a lo grande, que a conformarme con muy poco.
Aunque lo más cierto es que tengo que darte infinitas gracias. Sí, desde ya, aún en mi interior, aún sin conocernos, tú me has salvado. Esto no sé si podré explicártelo alguna vez, esto solo lo entiendo yo, pero YA me has salvado. Dios a través de ti; has llegado a nuestras vidas, a mi vida, para “hacerlo todo nuevo”. Lo necesitaba, siempre he creído que los hijos no deben llegar para solucionar nada, pero tú has llegado sin avisar, poniendo bálsamo e ilusiones a caminos y rutas perdidas en mi interior.
Gracias, traes la alegría, eres la certeza de que Dios nos sigue mimando, de que entre el miedo y la incertidumbre, eres el tesoro más grande que podemos arropar y acoger, mimar y contemplar.
Vivimos en dulce espera, no estaremos nunca preparados para una misión tan grande, pero estamos preparados para acogerte, cuando tú lo sientas, cuando lo desees, te esperamos, con nuestro corazón como hogar, y nuestros brazos para acunarte.
Te queremos,